Soy tan blandita que mis caderas entran y salen como les da la gana, sobre todo la derecha.
Un axioma médico dice que las caderas no duelen a l@s niñ@s hipotónicos y yo digo “tururú”, a mi el dolor me despierta por la noche!!!
Menos mal que mi traumatólogo se ha dado cuenta que ese axioma es mentira y va a refutarlo, mientras tanto hay que buscar soluciones.
Lo más importante es que la cadera siempre esté bien posicionada, incluso cuando duermo… necesitamos la idea de un profesional y las manos del ingeniero abuelo.
- CHURRO DE PISCINA: se corta la medida y sobre él recaen mis piernas.
2. ESPONJA CON DENSIDAD CONSISTENTE: recortamos a la medida y hacemos orificio para que pase el churro por el agujero.
3. POSICIÓN DE LAS ESPONJAS: 3 piezas; dos de ellas serán los topes para que las piernas no se salgan; y otra, irá en el centro para que mis piernas no se junten.
Con esto estaría finalizado, pero para evitar tanto flexo de rodilla y facilitar el mejor retorno venoso, me han fabricado dos cojines sobre los que reposan mis pies.
Y tatatacham el resultado es….
Duermo con calidad.
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