Cuando los niños se paran a tu lado a mirarte, a mi me duele, pero a ti parece no importarte, quizás crees que es lo normal.
Cuando empiezan el listado de preguntas, a mi ya me sale humo por las orejas y tú te presentas para jugar.
Ayer te pregunté, tendría que haberlo hecho antes, qué quieres que conteste?
Ahora ya tengo las instrucciones y yo conrestaré sin rechistar, hasta que me digas lo contrario.
– qué le pasa? Nada.
– qué tiene ahí? Una traqueo.
– para qué lo lleva? Para respirar mejor.
– por qué no anda? Porque no puede.
-por qué no puede? Porque tiene que hacer mas fuertes sus piernas.
– por qué no habla? Si habla, lo hace con sus manos.
-por qué lleva la boca abierta? Porque le gusta.
Espero Alba, que cuando obtengan las respuestas, quieran quedarse a jugar!!
Tú si que sabes que no hay nada que ocultar, así que por qué no contestar?